El mayor asentamiento de la isla Dugi otok, Sali, se ha extendido en una de sus dos bahías, donde ha creado playas y una sombra propicia para el disfrute veraniego. La otra bahía la ha convertido en un pequeño puerto para dar la bienvenida a los navegantes que regresan de sus aventuras, de las cuales la más emocionante, sin duda, incluye una visita al cercano Parque Nacional de Kornati.
El verano insular está sazonado con canciones populares y platos tradicionales, y los milenarios hábitos de pesca han dado lugar, gracias a los ingeniosos lugareños, a eventos singulares. La manifestación Tovareća mužika te cautivará con la historia de su origen y seguramente te sacará una sonrisa.
Sali ha comenzado a cultivar su extraño bosque de olivos hace 7 siglos. Los troncos y las copas de los árboles centenarios reunidos en la reserva botánica del campo Saljsko han adquirido formas enigmáticas que te encantarán.
A la sombra de los olivos, Sali guarda su arquitectura sacra, entre la cual destaca la iglesia parroquial gótica de la Asunción de la Santa María del siglo XV. En su cercanía, podrás familiarizarte con la glagolítica, la escritura de los antiguos croatas, tallada en las lápidas funerarias.
En Saljskom kulturnom ljetu, Sali te presentará sus exposiciones, canciones y especialidades gastronómicas los jueves.
Saljske užance, un evento con una tradición de medio siglo, comienza en agosto con la noche de los pescadores, continúa con competiciones deportivas y culmina con la Carrera de Burros – una carrera donde el primer burro sale adornado con el título de "el más rápido", y el último con el lamentable adjetivo de "el más perezoso".
Tovareća mužika representa el colmo de la creatividad: mientras el ritmo es marcado con planchas y otros utensilios domésticos, un grupo de músicos sopla en cuernos de buey y termina su actuación al entrar en el agua – solo en el momento en que el agua les llega al cuello.